El realismo en la pintura apareció en Francia a raíz de la revolución de 1848 como oposición al idealismo de los clásicos y románticos. Proponían una realidad objetiva de los temas de la vida real, sobre todo de la vida humilde y trabajadora dentro de su ambiente habitual. Se utilizó un dibujo vigoroso, colorido, sobrio que enfocaba los contrastes de claroscuro.
Este realismo podía ser comparado con la fotografía ya que esta última también retrata la vida real tal y como es y se utilizó constantemente como una crítica de lo que sucedía en el mundo. Sin emabargo, la fotografía no fue siempre considerada un arte. Su integración al arte fue un proceso muy discutido que comenzó con los fotógrafos retratistas. El retrato fotográfico tuvo gran acogida como reemplazo del retrato pintado ya que aquel era mucho más barato.
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